La tradición.

Mi amigo Enzo, arquitecto, carpintero y gran degustador de sabores siempre me recomendó que al cocinar un plato yo debía tratar de mantener su mismo sabor siempre.

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domingo, 7 de febrero de 2010

Una ensalada diferente de atún en un menú para el almuerzo

Son muchísimas las fórmulas que se pueden inventar en la química de la cocina a partir de las ya conocidas, las clásicas, las ya inventadas, las que se aprendieron comiéndolas desde la infancia, en la casa de mamá, en las casas de la familia, en las de las amistades, en las reuniones, fiestas y ocasiones; ¿qué será eso de ocasiones?; las que se aprenden en los libros y las revistas y aquellas que creamos y nos quedaron tan buenas que las repetimos y se graban en la memoria sin escribirlas. Yo creo que uno las hace siempre igual mas cada vez más refinadas.


Mi querido amigo carlos
Hoy que sólo tenía cuatro mil bolívares (año 1995) me devanaba los sesos pensando en qué iba a servir como segundo plato a continuación de una sopa de lentejas, las que preparé para homenajear a un querido amigo a quien le gustan mucho estos nutritivos granos y a quien había invitado a almorzar; o le daba un bistec de carne de res, una chuleta de cochino, un filete de pescado o una pechuga de pollo. Y pensé: ¡Ay! ¡que aburrido! ¡Y yo sin dinero para inventar!



Miré la despensa y me brincaron
2 latas de atún y
1 lata de maíz.
Abrí la nevera y saqué todo lo que había en ella, menos una zanahoria y una berenjena.
Sancoché 1 papa medianita al dente,
machuqué 1 ajo,
corté en cuadritos 1 pedacito de la parte blanca de un ajoporro, en rueditas muy finas,
2 tallos de cebollín
y piqué muy bien una cucharada de cilantro y una de perejil, ya que el aroma tiene que estar siempre presente.
Utilicé picada en cuadritos pequeños 1/4 de una cebolla mediana que compré.

Uní el contenido de las latas con los vegetales y agregué
limón,
aceite de oliva,
mostaza,
mayonesa
y sal

con lo que me salió una ensalada de atún diferente, liviana , sabrosa, perfecta para rellenar ese huequito que queda después de la sopa de lentejas.Para completar el menú; pensando en controlar el carácter explosivo de las lentejas y facilitar la digestión; me valí de
unas hojas de lechuga romana, las piqué en tiritas, bien lavadita, remojada en limón y escurrida;
1 tomatico pelado picado en rueditas delgadas,
1 cuarto de cebolla en julianas finas,
medio pepino en rueditas,
azúcar,
vinagre balsámico ,
aceite de oliva,
sal y pimienta.

Junto con la cebolla compré 1 plátano maduro para hacer unas tajadas
y como pan serví unas arepitas con cilantro fritas.
Completé el menú con con jugo de lechosa y cambur o jugo de patilla a su elección.

El sentido de éste cuento es demostrar que es posible diseñar un menú con lo que tengas a mano, las recetas son una base para aprender, coger ideas y después desarrollarlas aplicándolas creativamente en tu cocina, lo importante es saber combinarlos para aprovechar sus sabores.

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